Acupuntura y filosofía

La acupuntura, ya lo dijimos, tiene su sustento teórico en una vasta escuela de pensamiento -también milenaria, como ella-: la de la filosofía china. Esta le da a la acupuntura una sólida base sobre la cual asentarse al nivel de las ¡deas. A nivel no teórico, si­no práctico, la acupuntura se sustenta, claro, en su vasto cono­cimiento sobre la técnica de las agujas y las moxas. La filosofía china puede resultar compleja a los occidentales en un primer acercamiento, pero compleja no significa imposible de entender. Conocemos a muchos occidentales que se mane jan por las aguas de este vasto conocimiento con gran soltura y pericia.
Pero también existen confusiones. Pensemos por ejemplo en la recepción que la acupuntura tuvo en occidente. Esta, como vi­mos, fue lenta. En eso tuvo que ver, por ejemplo, el concepto de energía (Chi) que maneja la acupuntura. La ciencia occidental no cree que exista el Chi (porque no lo encuentra medible). Los chi­nos parten de ideas diferentes: no tienen que creer en la exis­tencia del Chi, porque lo encuentran actuando (por ejemplo, en la acupuntura, pero también en el Tai Chi¡. La acupuntura, entonces, cuando afirma que punzando el cuer po con agujas reequilibra el Chi, basa esta afirmación en un co nocimiento milenario, y en una concepción del mundo (y, claro, del hombre) distinta a la occidental.
La confusión sobre la idea de Chi en occidente quizás sea una cuestión de traducción. Chi es energía, pero también es hálito, soplo vital, en definitiva, Chits vida. Los desequilibrios de ener­gía, entonces, pueden ser entendidos como desequilibrios en la vida de la persona y eso son las enfermedades (en oriente y en occidente): desequilibrios. Para reestablecer el equilibrio es que se usan las agujas y las moxas.
Las traducciones son siempre inexactas {traduttore, tradittore, es decir: traductor, traidor; según la sentencia italiana). Esto es más que nunca cuando intentamos traducir del chino a un idio ma occidental: el idioma chino, sepámoslo, no se conforma con letras (como los nuestros) sino con caracteres que forman ideo gramas (cada ideograma refiere a una idea). Por eso podemos entender las dificultades que un occidental puede tener para comprender el pensamiento chino (mencionamos hace instantes la confusión con respecto a Chi, que puede ser traducido como energía, pero también como soplo vital, o como vida). Pero en el fondo subyace una realidad a la que los términos in tentan nombrar, y esta es la misma en oriente que en occiden te. Si superamos entonces las confusiones relacionadas al pro blema de la traducción, el problema se aclira. Otro ejemplo: pensemos en el concepto de Tao (ya nos adentra remos en él). Tao está formado por dos caracteres:
♦ Ch'o: representa a un pie dando un paso.
♦ Shou: representa a una cabeza.
La unión de estos dos caracteres forma la palabra Tao, y la mis ma puede ser traducida como sentido, razón, principio, ser ab soluto, Dios. Pero, en realidad refiere a camino y a mente (o a camino y a hombre: Tao es el camino del hombre y todo es Tao, porque todo lo que nos cruzamos forma parte de nuestro ca mino).
El tema, como vemos, es complejo. Pero si nos adentramos en él podemos entender algo más de la mente china. Tao, como diji mos, puede ser entendido como Dios: pero no es un Dios como el que conocemos en occidente, un Dios que se sitúa por fuera de la peisona. Dios, para los taoístas, es el camino mismo, es to do lo que le sucede al hombre. Es, en una palabra, la realidad que, como el Tao, siendo eterna, carece de nombra-Si superamos el tema de la traducción, entonces, las coas pueden ser más sencillas. Nos introduciremos en el mundo de la fi losofía china (más en general, en el mundo de la filosofía de oriente: el concepto de Chi está presente, por ejemplo, en la fi losofía japonesa -que lo llama Ki- o en la hindú -que lo llama Kundalini).

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